Holocausto de Sueños II
Empieza el alba, alguien no ha podido dormir.
Las primeras pinceladas de azul cían manchan el azabache de la noche. Él se queda embobado mirando el cielo, le gusta imaginar que por fin podrá ver una estúpida estrella fugaz, huidiza, y pedir el deseo que menos le convenga. Las nubes van resucitando, aparecen de la nada, como medusas transparentes que se descubren, deslumbradas por los colores que surgen del otro lado del mundo. La últimas estrellas van desvaneciéndose, ellas se van a dormir. Él las esperara despierto, una noche más. Una noche como esta.
Se tumba sin ganas en la cama, hay tanto silencio que escucha a su corazón latir, se pone la mano en el pecho y se asegura de que es el suyo. Por que hace años que no lo siente.
Decidido contiene la respiración, deja de respirar...
El azul empieza a embriagar su habitación, cierra los ojos, recuerda la visión.
Panorámica de estrellas, eso le tranquiliza.
Único aspecto inmemorable que no ha cambiado sobre la faz de la tierra, idilio de grandes genios, enigma de la cuna de las ciencias. La nada, filósofos, energías, el Karma, el todo.
Continúa el vals del cielo, el frío envuelve la habitación, la cortina cobra vida propia para introducirse en el interior, forcejea con sus enganches. Él se estremece, se le eriza la piel, hecha de menos un abrazo. Lo olvida. El dolor se vuelve adrenalina.
Ahora quería respirar, pero se sigue aguantando.
Está paralizado, su mayor sueño fue viajar con el cielo. Quería ser una medusa invisible que vive en el aire.
Abre la boca pero se contiene.
Se concentra tanto en no gritar que no entra ni sale ni un gramo de aire, apenas llega a gesticular una palabra. No le gusta dramatizar. Y a pesar del silencio, ya no oye los latidos... por fin podrá volar.
Hoy te he visto llorar.
Holocausto de Estrellas, es la segunda parte de una serie de poesías/fotografías.
© Hector Valdivia