El aroma del Césped (Ensayo Melodramático)


Era un paisaje idílico, el césped salvaje tenía ese día un tono verde especialmente precioso, una familia se removía alrededor de la mesa de picnic, todos aparentaban felicidad y despreocupación era un domingo cualquiera y nadie podría cerciorarse de lo que muy pronto iba a ocurrir.


Todo comenzó el domingo 1 de marzo a las dos de la tarde. La abuela desenvolvía la tarta de crema que había preparado, el hijo llevaba y traía los cubiertos ayudado de una amiga, la madre colocaba en la mesa los platos de pescado hervido con patatas y el marido sazonaba la ensalada con almendras picadas. Todos estaban en paz, era víspera de celebración, era costumbre que los domingos la familia Aguirre hiciera una pequeña reunión en el campo, era día familiar y siempre era igual. La abuela Meira una mujer mayor de personalidad difícil, volvía a comentar el estado higiénico de los cubiertos y el desgaste de los vasos, a ella le gustaba puntualizar ese tipo de cosas por resquemor hacia sus años dorados en las que era una mujer bien educada de importante estatus social algo que evidentemente ya no era. El hijo Marcos un joven de dieciocho años con inquietudes para expresar sus sentimientos a través del arte, comprobaba con decepción que las fotografías que hacia los domingos en el campo eran muy similares a pesar de la variedad de las poses que ofrecía su mejor amiga Julia, una joven de diecisiete años muy risueña de belleza tangible y con carácter alegre que siempre era positiva. La madre Aurora una mujer de cuarenta años delgada pelo castaño y cuya apariencia estoica y formal fue impuesta poco a poco al pasar los años de matrimonio, sonreía y jugueteaba nerviosa con su vaso soportando los comentarios de la abuela mientras se concentraba en recodar los años pasados en los que ella era activa y junto a su maravilloso marido paseaban cogidos de la mano de su pequeño hijo. El marido, Ricardo un hombre que se sentía muy presionado por su trabajo de concejal, se disponía a poner orden para dar un discurso que daría comienzo a la comida. Carraspeo la garganta y alzo las manos, pero no pudo articular palabra, noto un agudo dolor en el brazo y su gesto se torno violento, desencajado, nadie se había dado cuenta de lo que pasaba hasta que cayó al suelo. Entonces sólo pudo oler el aroma del césped húmedo y los gritos de sus familiares se iban disipando, todo se volvía borroso así que cerró los ojos pero nunca más los volvió a abrir. Parecía un domingo cualquiera, pero no iba a ser así.

El lunes siguiente las rutinas eran alteradas por los cambios, bueno casi todas. Aurora se veía mustia, apagada estaba sentada en la mesa del comedor tenía un pañuelo apretado contra la boca y lagrimas en los ojos, Marcos salía de casa, no tenía muchas ganas de ir a clase ni de hacer nada en general si no fuera por su mejor amiga Julia, con la que compartía mesa en clase, ya se habría abandonado. Salió de casa, se quedo parado un momento y cerró los ojos, respiro hondo y bajó las escaleras.Aurora se quedaba sola en casa, se aparto el pañuelo se seco las lagrimas con él y decidió que era buen momento para servirse un Martini seco -Sólo uno- se dijo, para afrontar el día que asomaba duro y difícil. Con una mano sostenía el Martini y con la otra una fotografía de su marido, todavía le parecía increíble lo que había ocurrido se paró a pensar en todo lo que iba a cambiar su vida y la de su hijo, no podría imaginar hasta cuando, le sorprendió el estridente sonido del teléfono que no iba a coger por qué no se veía con fuerzas, por lo menos no hasta terminar de escuchar el revelador mensaje de una mujer que no conocía de nada pero que al parecer su marido sí.Miguel era un joven atractivo, pero a pesar de saberlo no actuaba de manera narcisista, eso era lo que mas valoraba de él su mejor amiga Sandra una chica de pelo castaño claro y preciosos ojos verdes, una belleza desatendida por su personalidad analista, estadística y crítica, lo que mas valoraba Miguel de ella era su alta intuición para analizar a las personas algo que le ayudo mucho a la hora de escoger pareja cuando decidió salir del armario. Ese día Miguel notó que su compañero de clase Marcos, estaba algo cambiado así que decidió acercarse luego y preguntarle por ello.Marcos pasó el peor día de instituto de su vida, no podía parar de pensar en el domingo, se quedó paralizado mientras su madre intentaba reanimar a su padre, Julia gritaba por el teléfono de urgencias y la pobre abuela sollozaba tirada en el césped, toda esa situación le abrumaba y no podía evitar sentirse mal por no haber hecho nada y se martirizaba recordando otras ocasiones en las que la situación escapaba de su control y se sentía impotente. Pero lo más evidente era la ausencia de sentimientos que le parecieron ser enterrados junto a su padre.