Holocausto de Sueños I
Me dejo caer. Como un muerto. Cierro los ojos y respiro lento, imagino que no respiro. Relajo cada vez mas mis brazos, mis piernas, dejan de ser extremidades dotadas de vida. Son carne muerta tirada en el asfalto. Caliente. Siento que me desangro por la punta de los dedos, como un globo lleno de agua que se ha roto, se vacía poco a poco. Ya no noto los brazos, no tengo pies. La sangre se marcha al compás de mis latidos, cada vez mas despacio y cada vez queda menos. El corazón y el cerebro son los últimos órganos en morir, por lo tanto, es una muerte general pero localizada. Localizada en mis memoria, general en mis sentidos.
Fin de la Primera parte.
Fin de la Primera parte.